Reflexión a
partir del texto “El futuro del aprendizaje en línea:
Diez Años Después” de Stephen Downes.
En este contexto,
tanto estudiantes como docentes, nos vemos
impulsados (por no decir obligados), a la utilización y apropiación de nuevas formas de aprender, de comunicar, de presentar y acceder a los conocimientos. Esto implica la
transformación de los modelos pedagógicos y tecnológicos y naturalmente de los
roles de los alumnos y de los docentes. Esta transformación tiene como fin el
aprovechamiento de las posibilidades y recursos que ofrecen las TIC y sobre
todo el mejoramiento de las dinámicas de enseñanza y aprendizaje.
Ahora bien, es importante
no caer en un determinismo técnico (Marshall Mc Luhan) y pensar que la
tecnología por sí misma cambiará y solucionará todos los problemas, que garantizará
el éxito de los procesos de formación y que basta con implementar e impulsar el
uso de herramientas tecnológicas para mejorar las dinámicas de enseñanza y
aprendizaje. Por el contrario, solamente la reunión de un modelo pedagógico
apropiado al contexto socio cultural, de estrategias didácticas apoyadas en la
tecnología y un modelo tecnológico bien definido, puede llevarnos al
mejoramiento de la calidad de los programas de educación, ya sean totalmente
virtuales o combinados (blended learning).
Una década atrás,
la información se presentaba y se almacenaba en libros, en cassettes, en
diskettes, en CD, etc. Ahora observamos
como estas formas de transmitir y recibir la información han evolucionado
rápidamente y lo siguen haciendo de manera permanente. Hoy en día los creadores
y autores de contenidos educativos, cuentan con múltiples y variadas
herramientas que permiten enlazar informaciones y contenidos en diferentes
formatos (multimedia) y provenientes de
diferentes fuentes, esto ha modificado sustancialmente la manera de leer,
visualizar y aprehender los conocimientos por parte de los estudiantes. En este
contexto, los estudiantes tienen la posibilidad de usar, agrupar, estructurar y
seleccionar los contenidos de acuerdo a sus necesidades de formación.
Así mismo, se
han desarrollado en Internet espacios que permiten la participación de los
usuarios por ejemplo blogs, chats, wikis,
foros, conferencias, entre otros. Estos espacios facilitan el desarrollo de
modelos cooperativos y colaborativos en los cuales los estudiantes y docentes
pueden intercambiar y aportar en la construcción del conocimiento. Es
importante resaltar que este tipo de herramientas de comunicación y publicación
de contenidos, enmarcadas en un contexto metodológico y pedagógico apropiado, generan
posibilidades enormes para incentivar la
participación, discusión y estructuración y creación de nuevos conocimientos
dentro de una comunidad académica.
A manera de
conclusión podemos afirmar que la metodología de aprendizaje virtual, mediada por
las TIC, ha modificado y complementado las formas de educación tradicional y se
ha convertido en un método alternativo de formación que permite a sus usuarios el acceso a redes
de conocimiento global y a un aprendizaje personalizado y flexible. Sin
embargo, es necesario recordar que para que este modelo tenga éxito y sea
eficaz, debe estar fundamentado en una estructura pedagógica y didáctica
coherente que integre las tecnologías de acuerdo al contexto social, cultural y
económico del entorno específico de implantación.
Interesantes resultados de encuestas....
ResponderEliminarCon los profesores con quienes he trabajado en dos diplomados en línea, leo muchas veces que sus hijos saben más que ellos y que se sienten incómodos cuando están con sus estudiantes...
De hecho la juventud consume muchas TICEs pero se aceleran tanto que no se ponen a diferenciar TICEs para la recreación, las redes sociales...y uso de las TICES para fines de aprendizaje. Participan en muchos chats sobre cantantes, deportes...pero no son tan "parlanchines" cuando se les propone un chat pedagógico sobre un tema que implique alguna lectura previa.
Es en esa parte que los docentes deben primero aprender, practicar para, luego, guiar a sus estudiantes.
Jean Michel Chaupart